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“¡Zapata vive!”: el escuadrón 421 del ejército zapatista desembarca en Galicia para iniciar su gira por Europa

La delegación es recibida por una asamblea de colectivos de todo el continente en un ambiente festivo

Miembros de la delegación zapatista en la playa de Carril, durante la bienvenida del Escuadrón 421
Miembros de la delegación zapatista en la playa de Carril, durante la bienvenida del Escuadrón 421 este martesMIGUEL RIOPA (AFP)

El primer sonido que escuchó el Escuadrón Zapatista 421 al tocar la Europa continental fue el de unas alegres gaitas. La delegación desembarcó en costas viguesas este martes, pasadas las 18.00, hora de España. Más de un centenar de personas recibió a la tripulación de La Montaña con música tradicional de Galicia y la danza típica de la muiñeira, al grito de “¡Zapata Vive!”, en el faro del Museo do Mar de Vigo. Los milicianos zapatistas desfilaron por casi una hora a lo largo de la playa de Carril donde se encontraron con representantes de colectivos de todo el continente, al que rebautizaron Slumil K’ajxemk’op, “tierra insumisa” en tzotzil, un dialecto maya. La asamblea gallega de la Xira pola Vida, encargada de organizar la recepción, entregó un ramo de hierbas de San Juan a los agasajados como regalo de bienvenida.

Laura Bugallo, activista transfeminista gallega; María, campesina que lucha por la soberanía de la tierra y el feminismo; un refugiado iraní en Bélgica o uno mexicano. Estos son algunos de los perfiles variopintos de quienes participaron en la bienvenida del Escuadrón 421. Se hizo en un formato al que llamaron de “espejo”. Un círculo en el que los representantes de colectivos europeos se presentaron ante los zapatistas, reivindicando sus propósitos y aceptando lo que han calificado como una “invasión consensuada”.

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El desembarco de La Montaña se robó la primera tarde de sol del verano gallego. Sobre el blanco arenal de Carril, el ambiente parecía el de una reunión diplomática internacional: pequeñas delegaciones hablando ante las cámaras de sus medios, en distintos idiomas y esparcidos a los alrededores de los protagonistas de la tarde. Una vez terminadas las introducciones, todos los asistentes subieron a un pequeño parque unos metros arriba de la playa y la atmósfera mutó a la de un festival musical, con un escenario sobre el que las siete agasajadas —Marijose, Lupita, Carolina, Ximena, Yuli, Felipe y Bernal— se presentaron entre chistes sobre la falta de provisiones en su embarcación y reclamos de la necesidad de que Europa despierte.

El grupo de zapatistas ha estado viajando desde mayo y alcanzó las islas Azores, en Portugal, el 12 de junio. Desde ahí zarparon a Galicia y avistaron las costas gallegas por primera vez el pasado domingo. Ese fin de semana delegaciones de Alemania, Brasil, Colombia, Francia, Grecia, Irán, Italia, Marruecos, Portugal, Suecia, Suiza y de las autonomías de Andalucía, Asturias, Cataluña, Castilla y León, Madrid, Murcia, País Vasco y Valencia celebraron eventos en toda la costa para conmemorar la llegada de La Montaña. Todos fueron arropados por la asamblea de la Xira pola Vida, conformada por una serie de colectivos gallegos que organizaron el evento de recepción desde octubre del año pasado, cuando el EZLN anunció su viaje a Europa.

Manuel Raxo, representante de Payasos Rebeldes, uno de los colectivos de la asamblea gallega, explica que la defensa de la tierra y la vida es lo que los une con el ejército zapatista: “Es una oportunidad para unirnos y despertarnos, como ellos reclaman, por el territorio y todas las luchas que nos unen”. En esto coincide Rosa Gómez, del grupo gallego de acción global Fuga em Rede, que agrega que la visita de los milicianos ha propiciado una suerte de unificación de los colectivos sociales y ecologistas de Galicia y Europa por el objetivo común de recibirlos. Ambos esperan que, tras más de dos años de pandemia, esta sea una oportunidad de reiniciar las cosas de forma distinta.

Esto mismo esperan las delegaciones de Alemania y Francia, que se han concentrado en denunciar los problemas a los que aún se enfrentan los caracoles zapatistas, que iniciaron su existencia un año después del alzamiento indígena de 1994 en el Estado mexicano de Chiapas. El grupo francés reclamó justicia para los miembros del Congreso Nacional Indígena del país norteamericano que aseguran han sido asesinados por defender su territorio y plantó cara al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador por no otorgar pasaportes a los demás zapatistas que viajarán a Europa en avión. La representación alemana, en cambio, demanda un cambio en la industria de su país y señala a Monsanto (propiedad de Bayern) por la venta en Latinoamérica de pesticidas que ya están prohibidos en Europa.

Al cerrar su discurso, Marijose, identificada como persona no binaria y encargada de renombrar el continente, agregó unas palabras que despertaron la ovación de los asistentes: “Queremos mostrarle al capitalismo que otro mundo es posible”.

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